
La mala alimentaciĆ³n: un problema real para nuestra salud
Nuestra sociedad, desde la revoluciĆ³n industrial hasta ahora, ha evolucionado paulatinamente con unos cambios en los hĆ”bitos de vida y dietĆ©ticos que en la actualidad nos estĆ”n originando serios problemas de salud.
Hemos pasado de la preocupaciĆ³n de conseguir una cantidad suficiente de nutrientes, a la abundancia de alimentos, tanto en cantidad como en variedad, pero no siempre en calidad.
SegĆŗn los Ćŗltimos datos de la OrganizaciĆ³n Mundial de la Salud 1.400 millones de personas presentan obesidad o sobrepeso a causa de la mala alimentaciĆ³n, frente a 800 millones de personas que se encuentran en situaciĆ³n de hambruna.
El ritmo de vida actual con jornadas laborales interminables, cambios de agenda de Ćŗltima hora, viajes de negocios, y obligaciones sociales, nos han impulsado a abandonar los hĆ”bitos alimentarios anteriores y a recurrir a las comidas rĆ”pidas, precocinadas, y a un excesivo consumo de alimentos procesados. Esto se traduce en efectos no deseados sobre nuestra salud.
Las patologĆas mĆ”s prevalentes derivadas de una mala alimentaciĆ³n son: las enfermedades cardiovasculares, que en el aƱo 2004 fueron la segunda causa de muerte en EspaƱa, la obesidad, llamada la epidemia del S.XXI segĆŗn la OMS, la diabetes y el cĆ”ncer.
1.400 millones de personas presentan obesidad o sobrepeso a causa de la mala alimentaciĆ³n,
En un informe realizado por 30 especialistas en nutriciĆ³n de la OMS, en el aƱo 2001, se declaraba que ālas enfermedades que causan mĆ”s muertes en el mundo, estĆ”n directamente relacionadas con la mala alimentaciĆ³nā. En ese periodo, el 56% de los fallecimientos, se debieron a enfermedades crĆ³nicas causadas por dieta inadecuada y falta de ejercicio fĆsico.
Los alimentos que mĆ”s contribuyen al desarrollo de estas enfermedades son los alimentos procesados, ricos en grasas saturadas, ricos en sal y azĆŗcares.
En el aƱo 2002, la conocida revista mĆ©dica BritĆ”nica āThe Lancetā, publicaba en un artĆculo como factores de riesgo que incrementan la posibilidad de desarrollar diferentes tipos de cĆ”ncer: la obesidad, el alcohol, los alimentos salados, los alimentos procesados, las bebidas muy calientes y el exceso de consumo de carnes rojas. AdemĆ”s, aƱadĆa que para disminuir el riesgo de padecer cĆ”ncer se debĆa adoptar una alimentaciĆ³n rica en frutas, verduras naturales, y fibra.
para disminuir el riesgo de padecer cĆ”ncer se debĆa adoptar una alimentaciĆ³n rica en frutas, verduras naturales, y fibra.
Se estima que en un 35% de los fallecimientos producidos por el cƔncer son atribuibles a factores dietƩticos.
Atendiendo a la situaciĆ³n actual, con una aumento a nivel mundial del sobrepeso, la obesidad y las patologĆas derivadas de la mala alimentaciĆ³n, es necesaria una toma de conciencia para adquirir unos hĆ”bitos de vida saludables, que nos mantengan en un estado de salud Ć³ptimo.
Consejos para empezar con los buenos hƔbitos:
- Optar por una gran variedad de alimentos. No existe ningĆŗn alimento que por sĆ sĆ³lo nos proporcione todos los nutrientes necesarios, por este motivo, es importante consumir una amplia variedad de alimentos de entre cada uno de los grupos de alimentos (frutas, verduras y hortalizas, lĆ”cteos, carnes, farinĆ”ceos y grasas y aceites).
- Realizar 5 ingestas diarias y con regularidad horaria. Estudios epidemiolĆ³gicos muestran que las personas que cambian continuamente los hĆ”bitos alimentarios y de sueƱo, presentan niveles elevados de insulina y de triglicĆ©ridos aumentados.
- Aumentar el consumo de frutas y verduras frescas. Nos aportan gran cantidad de vitaminas, minerales y fibra.
- Disminuir el consumo de carne roja y aumentar el consumo de pescados.
- Consumir pescado azul de 2 a 3 veces por semana. Son ricos Ɣcidos grasos poliinsaturados omega 3, que ayudan a disminuir los niveles de colesterol altos.
- Consumir, en la medida que sea posible, cereales integrales. Poseen un mayor contenido en nutrientes y una gran cantidad de fibra.
- Reducir el consumo de alimentos ricos en azĆŗcares.
- Reducir el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas (principalmente de origen animal). Como embutidos, patƩs, mantequilla, etc.
- Mantener una buena hidrataciĆ³n. Se considera una ingesta adecuada entre 1.5-2L agua/dĆa.
- Y por Ćŗltimo, abandonar el sedentarismo y realizar algĆŗn tipo de actividad fĆsica diaria.
Nuestra sociedad, desde la revoluciĆ³n industrial hasta ahora, ha evolucionado paulatinamente con unos cambios en los hĆ”bitos de vida y dietĆ©ticos que en la actualidad nos estĆ”n originando serios problemas de salud.
Hemos pasado de la preocupaciĆ³n de conseguir una cantidad suficiente de nutrientes, a la abundancia de alimentos, tanto en cantidad como en variedad, pero no siempre en calidad.
SegĆŗn los Ćŗltimos datos de la OrganizaciĆ³n Mundial de la Salud 1.400 millones de personas presentan obesidad o sobrepeso a causa de la mala alimentaciĆ³n, frente a 800 millones de personas que se encuentran en situaciĆ³n de hambruna.
El ritmo de vida actual con jornadas laborales interminables, cambios de agenda de Ćŗltima hora, viajes de negocios, y obligaciones sociales, nos han impulsado a abandonar los hĆ”bitos alimentarios anteriores y a recurrir a las comidas rĆ”pidas, precocinadas, y a un excesivo consumo de alimentos procesados. Esto se traduce en efectos no deseados sobre nuestra salud.
Las patologĆas mĆ”s prevalentes derivadas de una mala alimentaciĆ³n son: las enfermedades cardiovasculares, que en el aƱo 2004 fueron la segunda causa de muerte en EspaƱa, la obesidad, llamada la epidemia del S.XXI segĆŗn la OMS, la diabetes y el cĆ”ncer.
En un informe realizado por 30 especialistas en nutriciĆ³n de la OMS, en el aƱo 2001, se declaraba que ālas enfermedades que causan mĆ”s muertes en el mundo, estĆ”n directamente relacionadas con la mala alimentaciĆ³nā. En ese periodo, el 56% de los fallecimientos, se debieron a enfermedades crĆ³nicas causadas por dieta inadecuada y falta de ejercicio fĆsico.
Los alimentos que mĆ”s contribuyen al desarrollo de estas enfermedades son los alimentos procesados, ricos en grasas saturadas, ricos en sal y azĆŗcares.
En el aƱo 2002, la conocida revista mĆ©dica BritĆ”nica āThe Lancetā, publicaba en un artĆculo como factores de riesgo que incrementan la posibilidad de desarrollar diferentes tipos de cĆ”ncer: la obesidad, el alcohol, los alimentos salados, los alimentos procesados, las bebidas muy calientes y el exceso de consumo de carnes rojas. AdemĆ”s, aƱadĆa que para disminuir el riesgo de padecer cĆ”ncer se debĆa adoptar una alimentaciĆ³n rica en frutas, verduras naturales, y fibra.
Se estima que en un 35% de los fallecimientos producidos por el cƔncer son atribuibles a factores dietƩticos.
Atendiendo a la situaciĆ³n actual, con una aumento a nivel mundial del sobrepeso, la obesidad y las patologĆas derivadas de la mala alimentaciĆ³n, es necesaria una toma de conciencia para adquirir unos hĆ”bitos de vida saludables, que nos mantengan en un estado de salud Ć³ptimo.
Consejos para empezar con los buenos hƔbitos:
- Optar por una gran variedad de alimentos. No existe ningĆŗn alimento que por sĆ sĆ³lo nos proporcione todos los nutrientes necesarios, por este motivo, es importante consumir una amplia variedad de alimentos de entre cada uno de los grupos de alimentos (frutas, verduras y hortalizas, lĆ”cteos, carnes, farinĆ”ceos y grasas y aceites).
- Realizar 5 ingestas diarias y con regularidad horaria. Estudios epidemiolĆ³gicos muestran que las personas que cambian continuamente los hĆ”bitos alimentarios y de sueƱo, presentan niveles elevados de insulina y de triglicĆ©ridos aumentados.
- Aumentar el consumo de frutas y verduras frescas. Nos aportan gran cantidad de vitaminas, minerales y fibra.
- Disminuir el consumo de carne roja y aumentar el consumo de pescados.
- Consumir pescado azul de 2 a 3 veces por semana. Son ricos Ɣcidos grasos poliinsaturados omega 3, que ayudan a disminuir los niveles de colesterol altos.
- Consumir, en la medida que sea posible, cereales integrales. Poseen un mayor contenido en nutrientes y una gran cantidad de fibra.
- Reducir el consumo de alimentos ricos en azĆŗcares.
- Reducir el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas (principalmente de origen animal). Como embutidos, patƩs, mantequilla, etc.
- Mantener una buena hidrataciĆ³n. Se considera una ingesta adecuada entre 1.5-2L agua/dĆa.
- Y por Ćŗltimo, abandonar el sedentarismo y realizar algĆŗn tipo de actividad fĆsica diaria.
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