Dejar de llenarte para empezar a escucharte
“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos”. Esta famosa frase de Charles Dickens bien podría describir nuestra época. Por un lado, podemos pedir desde nuestro teléfono casi cualquier cosa en cuestión de minutos. Por el otro, crece nuestra insatisfacción vital y aumentan dolencias como la ansiedad o la depresión. Nunca ha sido tan fácil atesorar experiencias: podemos elegir entre miles de restaurantes, series y planes de fin de semana. Al mismo tiempo, por más cosas que hagamos (y enseñemos en nuestro Instagram), a veces es imposible evitar la sensación de incompletud, de vacío, como si en lugar de estar exprimiendo al máximo la vida solo nos estuviéramos paseando por su superficie.
¿Te sientes reflejado con estas palabras? ¿Alguna vez has sentido la necesidad de romper con esta dinámica y tratar de entender tus verdaderas necesidades? El reencuentro con esa voz interior que tanto echas de menos puede estar a tan solo un paso. Es solo que quizás hayas estado buscando en el lugar equivocado.
imposible evitar la sensación de incompletud
Somos lo que comemos y la forma en qué comemos
Ya estamos de acuerdo en algo: la acumulación no parece el camino de la felicidad. Ahora bien, ¿es necesario convertirse en un ermitaño e irse a vivir a una cabaña perdida a merced de la naturaleza para volver a conectar con nuestro yo interior? La respuesta, por suerte, es no. Podemos comenzar a hacer pequeños cambios en nuestro estilo de vida que nos ayuden, poco a poco, a comprendernos, escucharnos y alejarnos del ruido que nos impide pensar con claridad.
¿Y por dónde empezar? Ya que dicen que el cuerpo es la casa del alma, ¿qué tal si reflexionas un poco sobre tu manera de alimentarte? Ponte en situación: es sábado por la noche, te has quedado en casa y vas a ver una de tus películas favoritas. Entonces una campanita suena en tu cabeza. ¿Por qué no redondear la noche pidiendo una increíble hamburguesa a domicilio? Este acto nos resulta tan cotidiano que casi lo pensamos de manera automática. Ya casi puedes sentir la agradable sensación de llenar tu boca con esta pequeña delicia hipercalórica. Ni siquiera tienes que levantarte del sofá para que llegue en un santiamén a la puerta de tu propia casa.
Está claro que quieres esa hamburguesa. ¿Pero es lo que necesitas?
Dime de lo que te llenas y te diré de lo que careces
Escribió Kierkegaard que “El goce decepciona, pero la posibilidad no”. Con ello nos invitaba a dar valor a la bella distancia entre nuestros deseos y su satisfacción, es decir, a dejar de llenarnos de todo aquello que nos proporciona una efímera sensación de felicidad con el fin de volver a una vida más espiritual en la que podamos escucharnos a nosotros mismos. En muchas ocasiones, la comida solo es una forma más, aunque especialmente importante, de llenar de manera fugaz nuestros vacíos vitales. Si trasladamos este ejemplo a otras dimensiones de nuestra vida, nos daremos cuenta de que nos pasamos el tiempo llenándonos de cosas que no necesitamos.
Vivir en un eterno Blackfriday
El pensador francés Baudrillard sostiene que vivimos en una sociedad hiperconsumista en la que se nos alienta constantemente a comprar y acumular bienes materiales como una forma de satisfacer nuestros deseos y paliar nuestras frustraciones emocionales. Para él, la compra y acumulación de bienes se ha convertido en un simulacro, una forma de buscar una sensación de plenitud y significado que en realidad es efímera y vacía.
¿Te suena de algo? Es como si siempre hubiera una oferta que aprovechar, una moda a la que sumarse, una oportunidad que no debemos perder para comprar algo que no va a suponer un cambio significativo en nuestras vidas. Además de Baudrillard, son varios los estudiosos que han señalado que esta dinámica solo puede arrojarnos a una espiral de eterna insatisfacción.
volver a una vida más espiritual en la que podamos escucharnos a nosotros mismos.
Locos por las sustancias
Desde tiempos ancestrales, los seres humanos han utilizado las propiedades químicas de diversas sustancias con el fin de combatir la enfermedad, el dolor y, en algunos casos, de alterar la conciencia con fines espirituales o místicos. Actualmente, el consumo de drogas legales como el alcohol y el tabaco siguen tan arraigados en nuestra sociedad que apenas nos damos cuenta de que, en muchas ocasiones, los utilizamos de forma abusiva para llenar los espacios vacíos de nuestras vidas.
Nietzsche, por ejemplo, argumentaba que el consumo de sustancias puede ser una forma de escapar de la realidad y evitar el sufrimiento, pero que esto no conduce a una verdadera realización o felicidad duradera. En cambio, abogaba por enfrentar las dificultades de la vida con valentía, buscar el autoconocimiento y desarrollar la voluntad de poder como una forma de encontrar un sentido y una realización auténtica.
Coleccionar experiencias
En un mundo en el que ya se habla de viajes turísticos por el espacio como una opción más de ocio —eso sí, de momento solo al alcance de unos pocos—, el consumo desenfrenado de experiencias constituye otra vía de escape que nos aleja de nuestras verdaderas necesidades y ahoga nuestra capacidad de conectar con nosotros mismos. Seguro que esto te resulta familiar: echas un vistazo a tu Instagram y la vida de tus amigos parece un reality show protagonizado por las hermanas Kardashian. Fotos en la playa, viajes interminables, brindis en festivales. ¿Pero realmente el consumo desenfrenado de experiencias nos ayuda a llenar nuestra vida de elementos positivos?
De nuevo, otro francés, Gilles Lipovetsky, ha hablado sobre el hecho de que vivimos en una sociedad caracterizada por el individualismo y la búsqueda constante de experiencias que nos permitan escapar del aburrimiento y la rutina. Según él, el consumo de experiencias se ha convertido en una forma de autorrealización personal y una manera de construir nuestra identidad en un mundo cada vez más globalizado y diverso.
Comer sin cesar
La comida debería ser, por encima de todo, nuestro alimento. O en otras palabras: deberíamos comer principalmente para satisfacer nuestras necesidades energéticas. Por otro lado, no podemos obviar que la comida también es una forma de creatividad y una manera de disfrutar y compartir con los que más queremos. Pero cuando comemos en exceso, la comida pierde este valor y se transforma en otra vía con la que llenarnos de calorías que no necesitamos y que tienen un impacto significativo sobre nuestro bienestar físico y mental.
La industria de la comida no ayuda. El científico David Kessler, por ejemplo, señala cómo la combinación de ingredientes altamente palatables, la publicidad agresiva y el marketing de alimentos procesados ha contribuido al abuso de la comida y la obesidad en la sociedad moderna. Argumenta que la industria alimentaria ha diseñado estratégicamente alimentos con una combinación de sal, azúcar y grasa para maximizar su atractivo y crear una especie de adicción en las personas.
Desesperados por los likes
El consumo excesivo de redes sociales ha alcanzado proporciones preocupantes en la sociedad actual. Según un estudio realizado por la Universidad de Chicago, se estima que el uso promedio diario de redes sociales supera las dos horas, lo cual evidencia una clara adicción a estas plataformas.
Las consecuencias del consumo excesivo de redes sociales son múltiples y afectan diversos aspectos de la vida de las personas. En primer lugar, se ha observado un deterioro en la salud mental, especialmente en términos de ansiedad, depresión y baja autoestima. El constante bombardeo de imágenes idealizadas y comparaciones sociales genera un sentimiento de insatisfacción personal. Asimismo, el consumo excesivo de redes sociales ha demostrado tener un impacto negativo en las relaciones interpersonales. Las personas pasan más tiempo interactuando en línea que cara a cara, lo que puede llevar al aislamiento social y a la disminución de la empatía.
se estima que el uso promedio diario de redes sociales supera las dos horas,
La bioquímica de la frustración
Viajemos ahora al interior de nuestro cerebro. ¿Qué tienen en común el llenarnos de comida, compras o contenido de Internet que realmente no necesitamos? En todos los casos, nos encontramos ante estímulos que nos proporcionan una rápida sensación de bienestar. Dicha reacción tiene lugar en un área específica de nuestro cerebro: el circuito de recompensa inmediata. Este circuito tiene un papel crucial en la motivación, aprendizaje y toma de decisiones, ya que nos impulsa a buscar y repetir acciones que generan placer.
Cuando se produce un consumo impulsivo de cosas como la comida, las compras u otros estímulos gratificantes, este circuito se activa de manera intensa y rápida. El consumo de alcohol y tabaco, por ejemplo, estimulan la liberación de dopamina, generando una sensación de euforia y recompensa. Esto refuerza la conducta de consumo, ya que el cerebro asocia la acción con el placer inmediato.
Dicho de otro modo: llenarnos de cosas que no necesitamos tiene un componente adictivo. Es dicho componente el que nos incita una y otra vez a llenarnos, en detrimento de una búsqueda de placer y sensaciones agradables más profunda, plena y conectada con nosotros mismos. Surge aquí la idea de inmediocridad, que ya hemos apuntado al comienzo de este artículo: a pesar de que nos llenamos sin cesar de cosas, tenemos la sensación de que no profundizamos en ellas y que, al final, en lugar de vivir nuestra vida intensamente, apenas nos estamos paseando por su superficie.
La necesidad de volver a lo esencial
Por suerte, en la actualidad se está produciendo de forma visible un interés por desprenderse de lo superfluo; dejar de llenarse para vivir una vida más sencilla y apegada a lo espiritual. Este deseo surge como una respuesta a la sociedad consumista y materialista, y se centra en la idea de simplificar la vida eliminando lo que no necesitas.
dejar de llenarse para vivir una vida más sencilla y apegada a lo espiritual.
Una de las corrientes de pensamiento contemporáneas que han ganado popularidad a este respecto es el minimalismo. En su forma más básica, el minimalismo se trata de reducir la acumulación de posesiones materiales y deshacerse de todo aquello que no sea esencial. Esto implica desapegarse de la idea de que la felicidad y el bienestar se encuentran en el consumo constante de productos, experiencias y —cómo no— también de la comida.
No debemos enfocarnos solo en la esfera material, sino que también adoptar esta perspectiva en otros aspectos de la vida, como el tiempo, las relaciones personales y las actividades diarias. Se busca simplificar la agenda, enfocándose en las actividades y relaciones que realmente aportan valor y significado a la vida y eliminando aquellas que generan estrés o no son prioritarias.
En lugar de medir nuestro éxito o nuestra satisfacción personal en función de la cantidad de posesiones o logros materiales, surge la necesidad de buscar la felicidad en experiencias significativas, conexiones humanas auténticas y desarrollo personal.
¿Qué ocurre cuando decides prescindir de esa deliciosa hamburguesa que, en realidad, no necesitas?
Ya hemos dicho que, quizá, un buen punto de partida para eliminar de nuestra vida todo lo innecesario y retomar la conexión con nuestro interior es reflexionar sobre nuestra manera de alimentarnos. Disciplinarte respecto a la comida —esto es, por mucho que duela: decirle no a esa hamburguesa de sábado noche— puede reportarte innumerables beneficios que van más allá de lo físico:
- Autodisciplina: Mantenerse firme en tus elecciones alimentarias puede fortalecer tu autodisciplina en otros aspectos de tu vida, lo que puede tener un impacto positivo en tu bienestar general.
- Mejor relación con la comida: La disciplina te ayuda a desarrollar una relación más consciente y equilibrada con la comida, evitando comer de manera impulsiva o emocional.
- Aumento de la confianza: Cuando te comprometes y te disciplinas respecto a la alimentación, puedes experimentar un aumento en la confianza en ti mismo, al saber que estás tomando decisiones saludables que benefician tu bienestar.
La disciplina te ayuda a desarrollar una relación más consciente y equilibrada con la comida
- Estabilidad emocional: Evitar alimentos innecesarios puede ayudar a mantener estables los niveles de azúcar en la sangre, lo que contribuye a un mejor equilibrio emocional y previene los altibajos de energía y estado de ánimo asociados con la ingesta excesiva de azúcares.
Ahora bien, no siempre resulta fácil mantener la comida que no necesitamos a distancia. Los compromisos, la dimensión social de la alimentación, el trabajo, las prisas o nuestro propio desánimo pueden incitarnos una y otra vez a seguir comiendo de manera superflua. Se hace necesario, por tanto, un marco que fundamente científica y espiritualmente nuestra relación con la comida. Pero sobre todo, que nos ayude a mantener a raya nuestro impulso a llenarnos de ella cuando no la necesitamos.
Necesito un reset. ¿Cómo puede ayudarme el ayuno?
¿Sientes que te llenas de comida sin parar y que ya apenas la disfrutas? ¿Te descubres a ti mismo en ocasiones leyendo la carta de un restaurante o navegando por las infinitas opciones de comida a domicilio con apatía y aburrimiento, como si el placer de comer hubiera perdido su significado? Afortunadamente, tenemos a nuestro alcance herramientas que nos permiten resetear nuestros comportamientos compulsivos y las dinámicas vitales de frustración y vacío que que generan dichos comportamientos. El ayuno es una práctica ancestral que ha sido utilizada en diferentes culturas a lo largo de la historia con fines curativos y espirituales. Sus raíces se remontan a tiempos antiguos, donde se reconocía el poder del ayuno para promover la curación y restaurar el equilibrio en el cuerpo. Desde la antigua Grecia hasta la India, pasando por las tradiciones religiosas como el judaísmo y el islam, el ayuno ha sido considerado una herramienta poderosa para mejorar la salud y la longevidad. Durante siglos, médicos y filósofos han estudiado y practicado el ayuno como una forma de sanación natural. Uno de los beneficios físicos más destacados del ayuno terapéutico es la autofagia, un proceso celular que se activa durante el ayuno prolongado. Durante este proceso, las células dañadas o envejecidas son eliminadas y recicladas, lo que promueve la regeneración celular y la salud general del cuerpo.
El ayuno es una práctica ancestral que ha sido utilizada en diferentes culturas
Además, el ayuno puede ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina y regular los niveles de azúcar en la sangre. Esto puede ser especialmente beneficioso para las personas con diabetes tipo 2 y aquellos en riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Otro efecto positivo del ayuno es la reducción de la inflamación en el cuerpo. La inflamación crónica se ha asociado con una variedad de enfermedades, como la enfermedad cardíaca, el cáncer y la obesidad. Al reducir la inflamación, el ayuno puede ayudar a prevenir o controlar estas enfermedades.
La dimensión espiritual del ayuno
Lo que queremos no siempre coincide con lo que necesitamos. Aunque nuestro pensamiento automático nos incita a comer y consumir más para experimentar sensaciones de felicidad, bien podrían discurrir en sentido completamente contrario. Es entonces cuando el ayuno rebela todo su poder. Privar a nuestro cuerpo de alimentos durante un pequeño periodo de tiempo no aporta solo numerosos beneficios físicos. También se ha demostrado que importantes beneficios a nivel psicológico:
- Mayor claridad mental: El ayuno puede ayudar a eliminar la niebla mental. Muchas personas informan de una sensación de agudeza y enfoque mental durante los períodos de ayuno.
- Equilibrio emocional: Muchas personas experimentan una sensación de calma y equilibrio emocional durante el ayuno. Esto puede estar relacionado con la liberación de endorfinas y otros neurotransmisores que promueven la sensación de bienestar.
- Conexión cuerpo-mente: El ayuno puede ayudarte a desarrollar una mayor conexión entre tu cuerpo y tu mente. Al estar más consciente de tus sensaciones físicas y emocionales durante el ayuno, puedes aprender a escuchar y responder a las necesidades de tu cuerpo de una manera más equilibrada y armoniosa.
Además de todo esto, el ayuno puede ayudarte a reconectar con el placer de la comida, con esa sensación agradable de probar un alimento por primera vez, disfrutando de forma significativa su sabor y preparación. El ayuno proporciona un reset en tu cuerpo y tu cerebro que te pone en disposición de volver a disfrutar de la comida y otras cosas placenteras de la vida de forma profunda y realmente satisfactoria.
Recuerda: el objetivo eres tú
Si sientes que el trabajo, la eterna necesidad de consumir y el ruido social que nos rodea están ahogando a tu verdadero yo, quizá sea la hora de hacer las cosas de una manera completamente diferente. Por medio del ayuno, empezarás a poner orden en tu cuerpo para comenzar a tomar el control de tu vida y de tus verdaderas necesidades. Se trata de una poderosa herramienta de reconexión contigo mismo, limpieza profunda y regeneración de tu cuerpo que siempre debes hacer bajo supervisión médica.
una poderosa herramienta de reconexión contigo mismo, limpieza profunda y regeneración de tu cuerpo
En Mi Ayuno ofrecemos retiros de ayuno supervisados médicamente, de duración variable y en diversos lugares, tales como balnearios o masías. Nuestros retiros de ayuno son siempre en grupo, lo que fomenta el intercambio y la sensación de comunidad entre los participantes. Además, los complementamos con actividades de bienestar como caminatas, masajes, yoga, pilates o talleres sobre alimentación consciente
Dale una oportunidad a tu cuerpo y tu mente y descubre el poder sanador del ayuno.
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