Los 5 "enemigos" blancos
Con este nombre genérico se conoce a 5 grupos de alimentos que aunque muy presentes en nuestra alimentación no forman parte de nuestra dieta ideal, ya que en exceso inflaman nuestro sistema digestivo y son la base alimenticia de gran número de problemas de salud, orgánicos y metabólicos.
Estos 5 grupos de alimentos son: Las harinas refinadas, los azúcares refinados, los lácteos, la sal común y el alcohol. Desde Mi Ayuno queremos hacer una serie de reflexiones sobre ellos, aunque ya hemos hablado de este tema en anteriores post y en nuestro libro.
En primer lugar veamos que tienen en común todos estos alimentos:
1. Nuestro cerebro nos los pide (sentimos una irrefrenable atracción hacia ellos) cuando nos sentimos cansados. Ya que todos ellos (menos la sal refinada común) hacen subir los niveles de glucosa en sangre rápidamente. La sal sin embargo nos sirve para activar nuestras suprarrenales (por la acción del Sodio), con el alcohol indirectamente, también sucede lo mismo.
La sal sin embargo nos sirve para activar nuestras suprarrenales
2. No los podemos digerir bien y por este motivo inflaman nuestro intestino, este hecho es muy importante y nada banal, ya que cuando se inflama nuestro intestino suceden dos cosas una que nuestro sistema inmune se pone en alerta y segunda que nuestro cerebro también se inflama lo que se traduce en malestar físico (dolor) por un lado y malestar emocional por otro.
3. El hecho de que no se digieran bien condiciona dos situaciones en primer lugar que nuestro intestino e indirectamente nuestro hígado se sobrecargan de toxinas y por otro lado generan moléculas que dan sensación de bienestar en nuestro cerebro (que pasa muy rápido) por eso sentimos atracción por estos alimentos cuando estamos tristes o sometidos a mucho estrés.
4. Debido a que provocan un aumento de los niveles de glucosa circulante (menos la sal común refinada), hacen subir los niveles de Insulina producidos por el páncreas este hecho está en la base de todos los problemas metabólicos (hiperglucemia, hipercolesterinemia, hipertensión arterial,…) y como consecuencia de todos los desequilibrios hormonales, tan frecuentes en nuestra sociedad.
En segundo lugar veamos las particularidades de cada uno:
Las harinas refinadas
Especialmente el pan por estar tan presente en nuestra dieta pero también la pasta, las galletas y un sinfín de productos que contienen como ingrediente principal o añadido la harina o alguno de sus componentes.
Afectan a nuestro tubo digestivo irremediablemente ya los cereales, de los que proceden, que están “diseñados” por la naturaleza para ser indigeribles, nosotros en el proceso de refinamiento y de cocción conseguimos que, gracias al proceso de fermentación llevado a cabo por diferentes familias de bacterias, sean bastante asimilables pero aún así no del todo. A pesar de que teóricamente previa cocción son ricos en vitaminas y minerales, solo parte de estos últimos son disponibles para nosotros tras el proceso de refinamiento y de cocción. Por lo que son una fuente de nutrientes fácilmente sustituibles por vegetales de hoja verde, fruta y otros alimentos de origen animal.
Sus beneficios los podemos obtener de fuentes de azúcares no refinados naturales
Los azúcares refinados
A lo anteriormente dicho tendríamos que añadir que son omnipresentes en todos los alimentos de origen industrial ya que al combinarlos con (grasa y conservantes) generan mucha adicción lo que favorece la fidelidad de los clientes a ciertos alimentos de este tipo. Sus beneficios los podemos obtener de fuentes de azúcares no refinados naturales, como de ciertas frutas y alimentos especiales como la miel.
Los lácteos
Igualmente que los dos grupos anteriores son alimentos que cada vez se consumen en mayor cantidad y sus efectos para la salud, sus perjuicios para la salud son comparables a los de los grupos anteriores.
En el caso de los lácteos se podría hacer alguna salvedad si nos referimos a quesos curados en los que la acción más prolongada de las bacterias consumen casi toda la lactosa (azúcar natural de la leche), además su contenido en grasa si la alimentación de los animales productores de leche es natural (hierba verde) es de calidad, supone un aporte interesante de nutrientes para nuestro organismo, esto es muy importante en la mantequilla.
El alcohol
De este, por otro lado, elemento tan común en nuestra dieta y en la de casi todas las culturas del mundo, no hay casi nada bueno que decir. Es directamente un tóxico y sería desaconsejado para todo el mundo. Nuestro hígado, inmediatamente, tras la ingesta de alcohol debe metabolizarlo, lo que le resta capacidad para realizar el resto de sus funciones.
El hecho de que esté presente en todas las culturas del mundo (por activa o por pasiva) nos puede hacer pensar que aunque, como ya sabemos, no es bueno para nuestra salud física puede tener algún beneficio para nuestra salud espiritual, siempre tomado con moderación y en momentos muy puntuales o especiales por algún motivo. Estos posibles beneficios se convierten en serios perjuicios cuando su uso es continuado o abusivo.
La sal
Este considerado “enemigo de la salud” no lo es per se, de hecho, es un elemento fundamental para nuestra salud. Para entender esto hay que saber que la sal natural (proveniente del mar o de salinas naturales) es una fuente equilibrada de minerales (de todos los minerales) mientras que la sal común de mesa, refinada, es una fuente de Cloruro de Sodio y algún otro elemento añadido como el Yodo. Por este motivo la sal común es un elemento desequilibrante para nuestro nivel de minerales. Por este motivo es considerado un factor negativo para la salud.
Para corregirlo podríamos simplemente, poner atención en la calidad de la sal que consumimos en casa y evitar alimentos procesados industrialmente donde la sal refinada es un elemento muy utilizado para favorecer, como hemos visto anteriormente, la adicción a este tipo de “alimentos”.
Por todo ello desde mi ayuno aconsejamos el llevar un estilo de vida saludable que potencie un descanso nocturno reparador, lo que va a favorecer que nuestros niveles de energía sean óptimos en el arco de la jornada y esto será el factor clave para evitar la tentación (que todos tenemos) de consumir este tipo de alimentos “blancos” solo para compensar o satisfacer esa falta de descanso.
Este estilo de vida saludable comprende: Actividad física; Tomar la luz del sol (progresivamente); Respetar los horarios de sueño; comer saludablemente, meditar /respirar y hacer periodos de ayuno regularmente (anualmente), todo esto que puede parecer muy estricto es lo que nos hará libres, mientras que cuando hacemos más lo que nos apetece, o le “apetece a nuestro cerebro” nos volvemos esclavos de estos grupos de alimentos que ya sabemos (o sospechamos seriamente) son nocivos para nuestra salud.
Desde mi punto de vista un alimento no es nocivo per se, se trata de ser verdaderamente libres para comerlo o no. El problema está cuando no somos todo lo libres que deberíamos ser para ingerirlos o no.
Si eres de las personas que están en constante búsqueda de respuestas para mejorar física y mentalmente, quizás te interese recibir en tu e-mail nuevas propuestas saludables: